El PSOE le reprocha a Domínguez su peligrosa demagogia con los impuestos y su perjuicio social

El portavoz del Grupo Socialista, Miguel Agustín García, censura al PP que alardee de incumplir los ratios sobre presión fiscal en un discurso claramente populista, que suena a los peores errores del ultraliberalismo y capitalismo salvaje y que olvida que, sin un equilibrado sistema fiscal, no hay servicios básicos de calidad en sanidad, educación o todo el departamento social de cualquier administración. Por eso, le recrimina que presuma que el consistorio haya sido sancionado por el Gobierno regional con 157.000 euros y que, lejos de esta esquemática y tópica visión, no abogue por unos impuestos locales y tasas que exijan más a los más poderosos y ayude de verdad a los que más necesidades padecen.

El Grupo Socialista en el Ayuntamiento de Los Realejos, que dirige Miguel Agustín García, considera muy elocuente que el alcalde, el conservador Manuel Domínguez, presuma, poco más o menos, de que el consistorio haya sido recientemente sancionado por la Comunidad Autónoma con 157.000 euros, que no se recibirán del Fondo de Financiación Autonómico, por no aplicar un sistema fiscal equilibrado y ajustado a las características del municipio. García cree alarmante que el máximo dirigente lance un mensaje ultraliberal y profundamente equivocado, pero muy populista y que puede llegar a muchas capas sociales, pero que, en realidad, supone un peligro evidente, demostrado y muchas veces despreciado por visiones simplistas que, al final, solo perjudica a las clases medias y bajas porque, a la larga, se deterioran los servicios básicos.

El líder del PSOE recuerda que, como ha demostrado la socialdemocracia en Europa y otros sitios durante la historia, los impuestos son un instrumento clave para reequilibrar la sociedad, garantizar más la igualdad de oportunidades real y, mediante servicios básicos, conseguir achicar las grandes distancias entre las clases más pudientes, las multinacionales y empresas de gran tamaño frente a la inmensa mayoría de los sectores poblacionales, económicos y sociales. Si, como la historia demuestra, se aplica la simplista tesis de Domínguez de que las sociedades que avanzan son las que menos impuestos tienen, lo que pasa a la larga es que el primer perjudicado es el Estado o la administración que aplica esa máxima en pilares como el déficit, la deuda y, por tanto, los ingresos y los gastos públicos. Sin embargo, los verdaderos perjudicados acaban siendo las personas que más necesitan la sanidad, educación y servicios sociales, que necesariamente acaban debilitándose y, en algunos casos, diluyéndose.

Más allá del cinismo y las mentiras continuas del PP, que siempre promete bajadas de impuestos y luego hace todo lo contrario, aparte de aplicar los mayores recortes de la historia de España, los socialistas realejeros alertan de que este mensaje del alcalde esconde, en realidad, la verdadera prioridad de sus políticas: proteger y mimar a las grandes empresas y riquezas del municipio. Por eso, lamenta que, en vez de priorizar un sistema fiscal y de tasas local equilibrado y con tramos que hagan que paguen, de verdad, los que más tienen, presuma de perder 157.000 euros de todos, que bien podrían dedicarse a más gasto social, por ser sancionado por el Gobierno. Desde el PSOE no se quiere que se suban los impuestos a los que menos tienen, todo lo contrario, lo que se busca es un reparto equilibrado, ya el año pasado el ayuntamiento fue penalizado y expusimos que la solución no era adecuada y que se debían incrementar otros impuestos que no afectan a todos los vecinos sino a los que más tienen, explica García. Es cierto que, en esto, el PP no engaña y es y actúa como realmente piensa: protegiendo a os poderosos, pero, al menos, el portavoz del PSOE esperaba que Domínguez disimulara más y mejor.

Ahora que los ultraliberales, los enemigos del estado y de las visiones socialdemócratas están tan exultantes por el triunfo del impresentable, demagogo y mentiroso Trump, Miguel Agustín García recuerda que Bill Clinton llegó al poder en 1992 con un eslogan que lo dice todo: “Es la economía, estúpido”. Resumía así los 12 años de administraciones republicanas encabezadas durante 8 años por Reagan y 4 por Bush padre, quienes, sobre todo el primero, desarrollaron la llamada “revolución (ultra)conservadora”, consistente en una rebaja radical de impuestos, un ascendente gasto militar y un creciente debilitamiento y achicamiento del Estado que, al final, estuvo a punto de colapsar las cuentas públicas de EEUU. A gran escala, aplicaron, como Thatcher, esa estrecha visión, esa supuesta verdad revelada de que, cuantos menos impuestos, mejor, pero la historia mundial, los propios resultados de esas políticas y las posteriores cargas sociales les desmienten. “Domínguez debería leer más historia económica y no tanto los tópicos argumentarios mañaneros del PP”, sentencia García.

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