El portavoz socialista, Miguel Agustín García, critica que el gobierno local siga sin admitir su rotundo fracaso con un proyecto que data del pacto PP-CC y que, tras 10 años, obliga ahora al alcalde a encargar un estudio sobre su viabilidad y las formas de gestionarlo. Una vez más, su autocrítica es nula, su humildad para darle la razón a los socialistas, inexistente, y su empeño con un imposible, catastrófico para las arcas locales y el interés general. El PSOE no ha parado de advertir de que este estacionamiento era un error desde el principio y que su gestión era inadecuada. El gran problema es que su coste ha salido de los impuestos de todos los realejeros y los culpables de este ridículo ni asumirán su responsabilidad ni verán perjudicados sus bolsillos.
El Grupo Socialista en el Ayuntamiento de Los Realejos, que dirige Miguel Agustín García, considera que lo ocurrido en el último pleno con el aparcamiento de la trasera del consistorio cumple ese tópico de “crónica de una muerte anunciadísima”. El hecho de que, frente a lo dicho hasta ahora por el alcalde y su partido, y pese a todas las advertencias del PSOE durante los últimos 10 años, Manuel Domínguez plantee ahora que se encargará un estudio para analizar la viabilidad de ese estacionamiento es una clara muestra de cinismo, ceguera política y empecinamiento ante verdaderos imposibles.
García censura que, en vez de reconocer de una vez el error mayúsculo cometido en este caso y buscar otras salidas para tratar de que el malgasto económico se pueda paliar en parte, el gobierno pretenda ahora costear un estudio de viabilidad y formas de gestión de un aparcamiento que, desde el principio, estaba condenado a ser un rotundo fracaso. El tiempo solo ha dado la razón a los socialistas y a sus muchas advertencias en este sentido, pero Domínguez sigue escondiendo la cabeza bajo el suelo y tratando de encontrar una salida airosa a lo que, simplemente, demuestra su desidiosa gestión, su falta de planificación y, lo que es más inaceptable, su orgullo ciego que le imposibilita para admitir los fracasos, hacerle caso a la oposición y corregir el rumbo.
Ante la pregunta del PSOE sobre este equipamiento, el PP reconoció que su última apertura ha costado 41.000 euros municipales y que, de momento, permanecerá gratuito hasta que se elabore dicho análisis. Un estudio para comprobar lo que todo el mundo temía y sabía: que esto no era ni adecuado ni viable desde un punto de vista económico y empresarial, con la salvedad de que ha supuesto un clarísimo malgasto de dinero público por el que, eso sí, el PP nunca pedirá perdón ni asumirá responsabilidades políticas. Otro fracaso estrepitoso que Domínguez no podrá tapar por mucha propaganda pagada con dinero de todos que siga haciendo en sus medios afines.